OTRO DIA QUE LOS ABUELOS CAPEAN TEMPORAL

crónica
Otro día en que los abuelos capean el temporal
| Malestar entre las familias

Autor:
Alberto Mahía
Fecha de publicación:
16/12/2009
Los padres que pueden echarán mano de los abuelos y los que no se pasaron la tarde de ayer pulsando a vecinos y amigos por si estuvieran dispuestos a quedarse al cuidado de sus hijos. Esto es así siempre que los niños tienen vacaciones. Pero el problema es aún más gordo en días como hoy, cuando hay que buscar una solución en cuestión de horas, cuando «al mediodía comunican que mañana [por hoy] se suspenden las clases por un temporal, por nieve o por lo que sea, como si fuese imposible prever las inclemencias meteorológicas con días de antelación», proclama la madre de un alumno de la Grande Obra de Atocha, en A Coruña. Sus palabras las respaldan todos los padres, madres y abuelos que ayer fueron a recoger a los alumnos. Son días en que vuelve a abrirse el debate de la conciliación familiar y la laboral.
Eso por un lado. La incredulidad, por otro. Y es que la mayoría de las madres consultadas dudan de que el temporal de nieve sea tan fiero como algunos lo pintan. «Dicen que nevará, pero no en la costa, por lo que no entiendo qué hacen los niños de A Coruña, Vigo o Viveiro en casa», afirma Rosalía Castro. Otra madre de un alumno, Margarita Lage, comprende que en áreas de montaña se extremen las precauciones, «pero deben ser esos centros situados en zonas de grandes nevadas los que tengan un propio plan de actuación o un protocolo en estos casos, no extrapolar las inclemencias a todos los centros de la comunidad cuando se sabe que en A Coruña no habrá nieve, solo frío».
Las molestias que causa el cierre de los colegios en las familias es total. Para muchos progenitores «habría que estudiar alternativas que ayuden a los padres a los que les es imposible dejar a sus hijos al cuidado de alguien cuando trabajan. Tal vez se deberían abrir los centros para esas familias que se comprometan a llevar a sus niños al centro», cree Pedro García. «Es ridículo evitar que los menores no salgan de sus hogares cuando los padres se ven obligados a llevarlos a la casa de los abuelos, tíos o sobrinos. De igual forma podrían llevarlos al colegio y que allí sean los profesores los que los cuiden», remacha.
Una madre recuerda que el día que el Hortensia azotó Galicia, en los años ochenta, los colegios no habían cerrado y nada ocurrió.